1929-1933: "Corrientes Angosta" y la Marcha Triunfal de María

Mientras los vecinos del Oratorio sumaban esfuerzos para la edificación de un templo, sucedió que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires decidió ensanchar la calle Corrientes, que hasta ese entonces era tan angosta como hoy lo siguen siendo Bartolomé Mitre o Lavalle.
Para el ensanche era necesario demoler -entre otras edificaciones- el templo de San Nicolás de Bari, que se hallaba en la calle Corrientes, entre Cerrito y Carlos Pellegrini, donde hoy se levanta el obelisco. Ese templo existía desde 1721 y en su torre se había enarbolado por primera vez en la ciudad de Buenos Aires el pabellón nacional en 1812.
Ante esa situación su entonces cura párroco, monseñor Daniel Figueroa -quien profesaba una gran devoción a la virgen gaucha- concibió la idea de levantar un Santuario en nuestra ciudad dedicado a ella, con parte de las instalaciones que se tenían que desmontar sumadas a otros aportes.
Así fue como se unieron los esfuerzos de las comisiones de fieles del oratorio de la calle Remedios con la asociación de feligreses de San Nicolás. Con los primeros fondos recaudados se adquirió un terreno más adecuado para levantar el nuevo templo, en la avenida Francisco Bilbao entre Portela y Pergamino, su actual ubicación.
De común acuerdo se determinó que la nueva edificación debería reproducir en lo externo la línea colonial del levantado en la Villa de Luján en 1763, luego remplazado por la actual Basílica Nacional. En tanto que en lo interno debía reflejar el estilo y la ornamentación de San Nicolás de Bari, que pronto gracias a la piqueta pasaría a ser solo un recuerdo.
Pronto comenzaron las obras y una vez edificadas la sacristía, el baptisterio, la cúpula, el ábside que es la parte bajo la cúpula y la casa parroquial, en febrero de 1930 se trasladó la sede de la parroquia, desde el oratorio de la calle Remedios hasta el templo en construcción en la avenida Bilbao.
Para incentivar a los fieles de San Nicolás de Bari a colaborar, se había colocado allí una imagen de Nuestra Señora de Luján. El domingo 1° de junio de ese mismo año, una solemne procesión partió desde allí, portando dicha imagen rumbo a su nuevo hogar.
Para recrear los sucesos del 1630, la imagen fue transportada en una carreta tirada por tres yuntas de bueyes, la misma era propiedad de un tropero de La Matanza don Antonio Spirito. Detrás de la carreta venían varios gauchos montados en sus caballitos criollos y luego toda la feligresía a pie.
Salieron de Corrientes y Carlos Pellegrini a las nueve de la mañana y llegaron a Francisco Bilbao y Portela a las cuatro de la tarde, tras siete horas de marcha; en los últimos tramos bajo una persis-tente lluvia que había amenazado durante todo el día.
Luego en el templo en construcción, la imagen de la Virgen se colocó en un nicho de bronce, que era el mismo que ocupaba la imagen de la Pura y Limpia Concepción, en su primitivo templo del año 1763 en la Villa de Luján.

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